Jugando a la mancha, construyendo fortalezas, elaborando lenguajes secretos: ¡algunos de los tesoros más grandes de la vida son los amigos de la infancia! Y es a través del juego que los niños aprenden a crear y mantener esas amistades.
El juego cooperativo ayuda a los niños a perfeccionar sus habilidades sociales a medida que descubren cómo negociar la dinámica de grupo. Les ayuda a aprender a colaborar y comprometerse con los demás, a reconocer y responder a los sentimientos de los demás, a compartir, mostrar afecto, resolver conflictos y adherirse a las reglas. A su vez, estas importantes lecciones tempranas ayudan a los niños a entender los roles y las reglas de la sociedad.
¡Las habilidades sociales son críticas no sólo para formar relaciones, sino también para apoyar el éxito académico! Un estudio encontró que una forma de predecir el rendimiento académico en octavo grado eran las habilidades sociales de un niño en tercer grado. Y, según la investigación, los estudiantes de tercer grado que tienen 15+ minutos de recreo al día se comportan mejor en la escuela que los que tienen menos.
Aprendiendo a comportarse bien — ¡Ese es el valor de jugar!